EXCURSIÓN EN BARCO, CHAPUZONES SALVAJES Y CENITA PARA DOS EN MAHÓN

El otro día Mikel, un lector donostiarra amante del mar y la gastronomía, me escribió porque estaba a punto de pedirle a su chica que se casara con él y quería que le propusiera una jornada romántica con final apoteósico en Menorca. Soñaba con un día perfecto antes de la pedida de mano y esta fue mi propuesta para lograr el “sí quiero”.

“Mira Mikel, yo estando en Mahón y sin tener que desplazarme demasiado, comenzaría el día bien tempranito haciendo acopio de buenas viandas en el mercado del Claustro del Carmen antes de zarpar a descubrir y explorar el tramo de costa que va de Mahón al Parque Natural de la Albufera de Es Grau, para acabar el día cenando románticamente en las terracitas de Es Castell”.

Menorca, la isla que navega.

¡Y triunfó! Que los vascos venís de una tierra preciosa ya lo sabemos todos, pero esto es otro mundo. Aquí todo huele y hasta sabe diferente. Hasta el sol parece que brilla distinto: más vibrante, más blanco, más intenso. La mar luce azules diferentes, y cuando rompe hasta huele distinto: a sal, a algas, a tierra tostada y a plantas aromáticas. Y luego está la gran diferencia… la de poder pasarte una tarde entera fondeado bajo el sol sin preocupación alguna. Porque para los que navegamos en el norte esto es un placer casi inalcanzable. Una quimera. Allí todos soñamos con que el barco apenas se mueva (¡que la copa de vino no se te derrame en la cubierta!) y que no haya ni mareas ni mar de fondo que temer. Y aquí, si quieres, fondeas sin miedo, sin mareos (ni mareas) y teniendo la arena de la playa y toda la belleza de la costa a tan solo unas brazadas de ti. ¡Milagro!

Ya se que tú quieres alquilar un barco, pero para los que no tengan titulación también habrá que darles una solución. Así que apuntad:

Foto Mao Menorca

PRIMERO: De compras en el mercado de Mahón.

Tanto si tenéis pensado alquilar un barco como si no, levantaros relativamente temprano para aprovechar bien el día, y si la idea es comer en el barco (o sentados en la arena de la playa) acercaros al Mercado del Claustro del Carmen. Ya veréis vuestra sorpresa cuando al entrar os vayáis encontrando con infinidad de puestos repletos de productos de la tierra: todo muy auténtico. De calidad, como en los mercados de toda la vida. ¡Se os abrirán los ojos como platos! Ya se que Mikel pertenece a una sociedad gastronómica en San Sebastián y le fascina todo lo relacionado con el comer, ¡pero con el comer bien!, y que a su chica también hay que enamorarla por la boca, así que preparaos a disfrutar de infinidad de quesos menorquines, embutidos como el cuixot y la carnixua, las frutas y verduras de la isla, pescados que nunca habréis visto antes y unas fresquísimas cigalas y gambas de Mahón. ¡De todo haréis acopio! Pero espera, que aún falta el postre: en la entrada del Mercado os toparéis con una panadería con tartas y galletas caseras, empanadas, ensaimadas de todos los tipos… de todo para llevarse a la playa (o al barco). ¡La perdición!

Port MAo

SEGUNDO: Visitando el puerto de Mahón.

El puerto de Mahón está considerado como uno de los puertos naturales más seguros y hermosos del Mediterráneo. De lo primero no te cabrá duda viendo el porte de los cruceros que amarran aquí, al fondo de un profundo canal que impide la entrada del mal tiempo; y de lo segundo, de la belleza, tampoco, y sino asómate al mirador del Passeig Marítim y dime si no es verdad lo que te digo (aquí, por cierto, también sería buen sitio para sacar la alianza justo al anochecer ;).

La importancia estratégica del puerto de Mahón queda reflejada en la cantidad de construcciones militares que lo custodian. La que más llama la atención es la isla del Lazareto y la Fortaleza de la Mola. La primera es una isleta amurallada que entró en servicio en 1817 con el fin de mantener en cuarentena a las tripulaciones de los barcos que llegaban a puerto. En principio fue una península, pero en 1058 se excavó un canal para separarla de tierra firme por el que se puede pasar navegando.

La mejor forma de conocer el puerto es hacer una excursión en barco, tanto en golondrina turística o en tu propio barco de alquiler. Hay al menos dos empresas (Rutas Marítimas de la Cruz y Yellow Catamarans) que organizan rutas con interesantes explicaciones históricas de aproximadamente una hora de duración. La Fortaleza de La Mola es la construcción militar de mayor valor histórico y arquitectónico de Menorca. La construyeron los españoles en 1850 y nunca fue atacada, quizás porque con su sola presencia ya intimidaba […] Esta última es visitable –y muy recomendable– si te gustan los castillos y las construcciones militares históricas. Está en la orilla norte del puerto de Mahón. Se llega por tierra y, si al final de la visita te apetece darte un chapuzón, que sepas que hay una playita pegada a sus muros (la de En Miou, una de las 187 playas y calas que aparecen en mi guía de Todas las playas de Menorca) donde se bañaban los soldados ya desde hace cientos de años. Aunque para chapuzón épico, el que te tengo preparado en un parque natural…

Foto Playa Miou Menorca

TERCERO: Llegar navegando hasta la Illa d’en Colom.

Cual descubridor colombino, tanto en tu propio barco como en uno de los kayaks que alquilan en Es Grau, tu chica y tú solos, en el paraíso, con toda la naturaleza dando la bienvenida y el sol acariciando el cuerpo con un erotismo inusitado. Y desembarcar en una calita asilvestrada por la que solo hayan caminado las lagartijas y las gaviotas. Este podría ser el mejor sitio para sacar la ensaimada y darle un tiento, pero en la playa, sentados viendo el barco fondeado a cuatro brazadas de aquí, o con los kayaks en la arena, junto a ti. ¡Menudo lujazo! Por cierto, sabed que se puede (y se debe, porque merece mucho la pena) visitar el Parque Natural de la Albufera de Es Grau y empezar una de las rutas senderistas más bellas de la isla, la que llega hasta el faro de Favaritx, y que coincide con una de las etapas del Camí de Cavalls más bonitas.

Es Grau Menorca

CUARTO: Visitar uno de los faros y playas más bellas del mundo.

Al menos de nuestro mundo: el faro de Favàritx y cala Presili. Tremenda sensación de ingravidez, con tantísima mar turquesa a tu alrededor. Y luego está la playa. Y las dunas. Y la nada. Nada a tu alrededor que evidencie la presencia humana. Nada que no sea ese afilado entrante rocoso coronado por una torreta vestida de presidiario en el terreno más extraño que jamás haya pisado el hombre. Al menos en la tierra. Porque el paisaje (con esas piedras negroides, las rocas plomizas y el suelo tan desnudo) bien parece una estampa lunar. Yo diría que extraterrestre. Es el faro y el cabo de Favàritx, uno de esos lugares a los que hay que ir al menos una vez en la vida, donde te pueden dar el “sí quiero” sin pensárselo dos veces.

Restaurantes Cala CAstell Menorca

QUINTO: Cena romántica y copa de lujo antes de rematar el día.

Así ya te digo yo que lo vas a tener muy fácil… Palabra de Mikel: “Volvimos al puerto de Mahón al caer la tarde, inmersos en una paz y harmonía que nos hacía sentir más vivos que nunca… Desconectamos del mundo como si lleváramos semanas de viaje ¡y solo hacía 24 h que habíamos aterrizado! Estas cosas solo ocurren en contadas ocasiones, y son las cosas que de veras merecen la pena en la vida”.

La mejor forma de acabar el día en Mahón es sentados a la mesa en un lugar especial, junto al mar, en uno de los sitios más románticos de Mahón: en Cales Fonts (Es Castell). Y si es degustando una caldereta de langosta te apuesto lo que quieras a que Mikel y su chica lo recordarán con sus amigos de la sociedad gastronómica toda su vida. Un paseo por los muelles de repostre, cogidos de la mano, y una copa de lujo (con música en directo) en el Moll de Llevant, el elegante paseo marítimo del puerto de Mahón, es un plan que enamora a cualquiera. A mí solo de pensarlo se me hace la boca agua. ¡Carpe diem y que viva el amor!

Donde Comer Cales Fonts MEnorca

SEXTO: Confidencias en la cama.

¿Qué ocurrirá mañana… si hoy hemos vivido tanto en tan poco tiempo? La vida no es vida sin estos momentos del alma. Nacimos con un álbum en blanco bajo el brazo con la tarea de ir rellenándolo de estampas, de experiencias, de vivencias al fin y al cabo, y en esta isla es fácil rellenar varias hojas seguidas. Es curioso como aquí una pequeña fracción de tiempo puede ocupar tantas páginas en nuestro álbum de recuerdos. Llegar a viejo sin haber rellenado varios álbums es como no haber vivido. Brindemos por la vida. Y por las islas de nuestros sueños. ¡SALUD Y MUCHA SUERTE, PAREJA!

Y que no se os olvide llevaros mi guía bajo el brazo, la de Todas las playas de Menorca, para que no se os olvide ninguna y poder huir de las masificaciones propias del verano.