DICES TÚ DE MILI…

Yo también me libré de hacer la mili por estar estudiando. Aunque para mili, la mía…

Recluta Playólogo

Tenía 21 años cuando me escapé a Ibiza y Formentera en bicicleta durante un caluroso verano con la intención de publicar mi primera guía de playas. Por aquel entonces estudiaba ciencias geológicas en la Universidad de Oviedo y evité la mili (o servicio militar obligatorio, para que me entiendan los millennials) gracias a que “solo los buenos universitarios” podían aplazarla. Tuve suerte, porque yo era del montón…

Apenas había salido fuera de Asturias sin el paraguas de mis padres. Pero esta vez me fui solo (y sin chubasquero).

Cogí el tren sin petate, pero con las alforjas y la bici desmontada para poder meterla bajo las literas. En total 45 kg de equipaje. ¡Ole mis huevos! Y sí, sí que vino a despedirme mi familia entre llantos desconsolados… Pobres.

Después de 14 h de idílico viaje nocturno llegué a Barcelona Sants. Pasé la noche como pude compartiendo el mismo vagón litera de 4 m2 con otros cinco “amables” pasajeros. Alguno debía llevar los mismos calcetines desde hacía semanas… y otro, por lo bajini, se apeaba. Pero no precisamente en el andén 😉

Jamás olvidaré la sensación de bajarme apresurado del tren (¡por fin!) y sentir aquel calor húmedo y agobiante mientras montaba de nuevo la bici y las alforjas en medio del andén. Venga pasar gente a mi alrededor y yo allí en medio… Pero, ¿nadie me ayuda? Ah, sí: un amable operario de Rodalies de Catalunya se apresuró a decirme que me quitara de en medio, que pronto llegaría otro tren y allí molestaba. Primera bofetada… y primer mar de sudor. Si es que los asturianos no estamos acostumbrados…

Pero ya sabía lo que me esperaba.

A pesar de ello me fui en contra de mi mundo con el objetivo de volver con las fotografías y la información necesaria para publicar mi primera obra. ¡Mi primera guía de autor!

¡Vaya par! Había que estar chiflado para irse a Ibiza con 30 grados y 50 kg de bicicleta en vez de pasarme el verano fresquito en Asturias bebiendo sidra como si no costase y yendo de fiesta de prau en fiesta de prau. Mis “vacaciones” eran solo para sudar, pedalear, anotar y fotografiar. De “disco Ibiza loco mía”, nada.

¡Menudo fricky!

Nadie creía en mi. Dejé a mi novia de toda la vida y gasté casi todos mis ahorros en el viaje y en el material fotográfico (primer error: la comida hay que pagarla. Y en Ibiza no era precisamente barata…).

Por eso pasé tanta hambre. Y sed. ¡Mucha!

Y calooor… ¡Mucho calor!

¿Y llorar…? ¡Como la Magdalena!

Mis “maniobras”

Después de todo el día pedaleando y disparando (¡con la cámara, claro!) dormía (o al menos lo intentaba) tirado entre las rocas con mi bicicleta y mi equipo fotográfico amarrado a una pierna, haciendo guardia por miedo a que me lo robaran. Esas eran mis “imaginarias”.

Me comieron las hormigas, las garrapatas y los mosquitos. Entre los bichos y varios golpes de calor perdí 7 kg (menudo tipín se me quedó). ¡Pero lo logré! Volví con todas las fotografías y el material necesario para publicar mi primera gran obra. ¡Y me licencié con honores! Pero eso sí, no he vuelto a estar más delgado en mi vida… 😉

Sobre lo aprendido

Lo que aprendí no fue ni a cumplir órdenes ni a pelar patatas ni a limpiar letrinas ni a liar canutos.

Esta “mili”, mi mili, me sirvió para reforzar mi carácter (soy Tauro como una mula) y mi filosofía: la de esforzarme para alcanzar tus sueños aunque nadie crea en ti.

¡Qué carajo, y para vender más de 15.000 ejemplares!

Aprendí a no hacer ni caso a quien regala consejos sin haber tenido la experiencia y a no escuchar las palabras necias de quien afirma que no puedes, que eso es imposible.

¡Qué sabrán ellos si nunca lo han intentado! ¡YES, WE CAN!

Desde entonces soy el tío más afortunado del mundo, sencillamente porque sigo siendo fiel a mis principios a pesar de que la vida me fue poniendo infinidad de palos en las ruedas. Vamos, que más que ostias no me llevé… Y con las ostias es con lo que más se aprende, te lo digo yo. Casi, casi como en la mili… 😉

Aprendí que cuanto más tropiezas más derecho caminas y que una buena derrota no sirve más que para hacerte más y más fuerte. ¡Levanta, recluta!

Tantas veces me levanté que hoy sí que puedo sentirme realmente orgulloso de lo que soy y de lo que hago. Y de todo lo conseguido.

Soy un suertudo. Lo sé.

Y un SOÑADOR. ¡Con mayúsculas!

Porque llevo una vida plena gracias a que hago feliz a muchísima gente con mis proyectos. Esa es la clave.

Y este mi lema

El camino más fácil para conseguir tu propia felicidad es trabajar duro para lograr la de los demás.

Ese es mi atajo. La clave de mi éxito. Mi razón de ser.

Porque cuanta más gente beneficio con mi trabajo más felicidad gano para mi mismo.

Y eso no te lo enseñan ni en la mili…

Así que puedo afirmar que trabajo duro por puro egoísmo.

Pero funciona. Yo lo tengo re-que-te comprobado. Por eso me considero millonario.

¡Multimillonario!

Sí, soy un tío muuuy rico.

¿Y tú…?

Ya lo verás. Pon a prueba este método cuando creas que ya nada te puede hacer feliz. Te sorprenderá la rapidez del resultado. A mi me funciona cada día.

Porque no hay mejor profesión que emprender proyectos en los que ganamos todos. ¡Sí, todos! Y en eso yo soy un experto.

Y porque no hace falta haber inventado la pólvora para triunfar, sino ser el mejor sabiendo hacer las cosas de otra manera. De la mejor manera. Demostrándolo día a día.

Siempre con honestidad y respeto.

Orgulloso de tus logros.

Agradecido con la vida.

Fiel a tus principios.

Y eso, amigos míos, es: EL VERDADERO ÉXITO EN LA VIDA. Y yo lo logré sin haber hecho “la mili” 😉