UNA PLAYA CON MUCHA HISTORIA QUE CONTAR
Si alguien tuviese la amabilidad de preguntarme sobre cual es la playa de la Costa Brava con más historia que contar, les diría que esta: Cala Castell, en Palamós. Esta playa virgen salvada de la especulación por referéndum popular tiene en sus haberes un poblado íbero con más de 2.500 años de historia, fue la playa más glamurosa de toda la Costa Brava (la playa de París la llamaban) y cuenta con un Paisaje Pintoresco que a punto estuvo de ser derruido por orden del Caudillo.
Aquí se celebraron corridas de toros y saraos de mucho cuidado, se rodaron películas, se gestaron amores de portada y se enterraron príncipes de novela. El clan íbero de los indigets, Ava Gardner, Alexis Mdivani, la baronesa Maud von Thyssen, Josep María Sert, Dalí, Orson Welles, Coco Chanel, Marlene Dietrich, Imperio Argentina, Dominguín, etc. fueron alguno de sus protagonistas.
La playa de París.
La de Castell tuvo fama de ser una de las playas de la Costa Brava con más glamour, pero no el glamour de los nuevos ricos y las celebrities de hoy en día, sino el glamour de la élite artística de los años 20: aquellos pintores, poetas, actrices, músicos, príncipes y princesas… que protagonizaban las portadas de los diarios. Porque a esta playa, amigos míos, la llamaban la playa de París gracias al famoso muralista Josep María Sert, que se inspiró y se enamoró de este arenal al pasear por el camino de ronda, el que le llevaba cogido de la mano entre la tierra y el cielo, mientras le saludaban al pasar el aroma de los pinos, el arte de las olas y la brisa del mar. El artista se casó con la notable escultora Russie Mdivani y se hizo con la finca que lindaba con la playa y una vieja masía que restauró con tanto gusto y en la que fue tan buen anfitrión que logró hacer de su casa y de esta playa el polo de atracción y recalada de la élite artística europea. Dicen que la compró con lo que le pagaron por decorar el Hotel Waldorf Astoria de NY.
Aquellas primaveras difuntas.
Todo en torno a esta playa fue maravilloso, de película, de ensueño, hasta la fatídica muerte de su cuñado, el príncipe ruso Alexis Mdivani. El joven falleció en un trágico accidente mientras conducía apresurado su Rolls Royce de camino a Port Bou, a más de 140 km/h por una carretera sin asfaltar. El príncipe, recién divorciado de la multimillonaria Bárbara Hutton (que se volvió a casar justo al día siguiente), falleció en el acto aplastado entre el respaldo y el volante después de varias vueltas de campana, y la copiloto, la bellísima baronesa Maud von Thyssen, la última de sus conquistas amorosas, se salvó de milagro al salir despedida, aunque sufrió graves heridas que le desfiguraron el rostro. Cuentan las malas lenguas que su marido estaba demasiado ocupado ayudando a Hitler como para darse cuenta de las aventuras amorosas de su esposa. Tardaron en desvelar la identidad de la chica (llegaron a ofrecerle hasta 500 pesetas al médico que la atendía) antes del revuelo mediático que supuso la noticia.
“Su cadáver (el del príncipe) descansa hoy entre los floridos parques de Mas Juny bajo una lápida de mármol, en la que serán labrados todos sus nombres y títulos”. Así cerraba el artículo el periodista. G. Sánchez Boxa. El príncipe “conducía como un loco” dijo su exmujer al conocer la noticia. Todo en su vida tenía el mismo ritmo –apasionado y febril– de locura.
A partir de aquel fatal suceso la tristeza y el abandono se apoderó de la playa y nada volvió a ser igual. El artista, deprimido, vendió la casa y la finca en 1945 a la familia Puig Palau, que construyó, según palabras de Josep Pla, “un palacete de gusto italiano, que probablemente fuera la construcción más bella que se había construido en esta costa en aquellos tiempos”. ¿Y sabéis cómo celebraron la inauguración del palacete? ¡Con una fiesta de lo más cañí! Nada de sardanas y bailes pageses, sino con una corrida de toros a cargo del famoso torero Dominguín y una fiesta flamenca en la playa con Imperio Argentina como artista invitada.
La cala Castell que enamora hoy día.
Aquellos glamurosos tiempos ya son nostalgia en la memoria. Sus visitantes ya “solo” vienen porque es la playa que lo tiene todo, todo lo que desean tanto las familias con niños como los senderistas, e incluso los artistas y los aficionados a la cultura y la historia. Amigos míos, esta playa de arena fina y dorada pueses otra de las visitas que no puede dejar de hacer camiando desdxe esta misma playa, la de es perfecta para todos nosotros, y te lo digo yo que he recorrido, fotografiado y documentado todas y cada una de las playas y calas de la Costa Brava en mis guías de “Todas las playas de Cataluña I y II” , 328 playas y calas en total. Cala Castell destaca ya no solo por conservarse casi virgen sino por su amplitud y comodidad, por la calma de sus aguas y por la escasez de desnivel al entrar al mar.
Es guapa a rabiar y, además, no le falta de nada. Desde un amplio parking (de pago, eso sí), a chiringuito, wc, socorristas, alquiler de hamacas, sombrillas y hasta kayaks. Encima tiene la suerte de conservar suficiente espacio libre para extender la toalla sin sentirse enlatados, incluso en pleno mes de las masas, disfrutando mientras tanto de un ambiente de máximo respeto al entorno. Otra de sus ventajas es que no solo es agradable para venir a nadar y tomar el sol: también puedes hacer excursiones a pie por el entorno, declarado Espacio de Interés Natural, además de rutas en kayak de mar, etc. Total, que te puedes pasar aquí el día entero y no la acabas.
Un baño de impresión en cualquiera de estas playas, un medio día soleado de primavera, es como una inyección de vida. La arena es tibia; la mar salada está viva y picante; la temperatura de cualquier rincón abrigado es elevada; el aire es claro y suave, saturado de resina de pinos, de romero y tomillo. El baño parece alargar la vida, aumentar la seguridad y la calma. Palabra de Josep Pla.
Cala Castell. Girona.
El referéndum que lo cambió todo.
La playa de Castell fue salvada “a la suiza” e “in extremis” de la especulación urbanística gracias a los 4.189 vecinos que votaron que no a la construcción de 389 chalets, un campo de golf, un hotel, etc. en el referéndum popular del año 1994. Gracias a ellos podemos gozar de este magnífico playón casi virgen, con sus pinedas y campos agrícolas en perfecto estado de conservación. Gracias a la iniciativa popular y a los más de 14 millones de euros aportados por la Generalitat sigue estando tal cual, con el humedal desembocando en la arena fina de la playa.

Cala Castell
QUÉ HACER EN CALA CASTELL. PALAMÓS:
La playa es Castell y su yacimiento arqueológico.
Hablando de excursiones, vamos a empezar por acercarnos hasta el yacimiento arqueológico que le da nombre a cala Castell, y que ya se ve desde la misma playa. ¿Sabía que en este mismo arenal se bañaba el clan íbero de los indigets? Este pueblo de pescadores pobló la pequeña península donde están los restos arqueológicos durante 700 años, exactamente hasta el siglo primero después de Cristo. Después de 2.000 años las ruinas siguen estando en pie y se pueden visitar de forma gratuita. Son vistosas y están enclavadas en un lugar espectacular. Merece la pena ir a la verlas.

Cala Estreta
Las más bellas excursiones de la Costa Brava. Kayak cala Castell.
La playa del Castell no solo se goza nadando y tomando el sol, también se disfruta paseando y paleando, porque por un lado tenemos una de las más bellas excursiones de la Costa Brava, la de los caminos de ronda que recorren el Espacio de Interés Natural de Castell – Cap Roig, y por el otro la excursión en kayak a Sa Foradada de Castell, un paso natural bajo las rocas que solo se puede hacer nadando o en kayak. En la propia playa podemos alquilar uno y palear hacia las calas casi vírgenes de Canyers, Corbs, Estreta, d’en Remendón, Roca Bona, Cap de Planes, la del Crit, del Vedell, etc., una suerte de perlas engarzadas una tras otra que bordan de encaje un tramo de costa que es puro arte, natural y abstracto. Y digo casi vírgenes porque algunas conservan barracas de pescadores. La Botiga de Cala Estreta es la más interesante. Fue construida en el año 1531, está perfectamente restaurada y se puede solicitar su uso al ayuntamiento de Palamós. Desde allí podemos seguir caminando de cala en cala por este precioso Espacio de Interés Natural hasta llegar a la bañera de la Rusa y el Cap Roig, famoso también por sus jardines y sus conciertos a la vera del mar.
Tienes toda la información, fotografías y cómo llegar perfectamente descrito en mi guía de “Todas las playas de Cataluña II. Costas Brava Sur”.

S’Alguer
S’Alguer, el Paisaje Pintoresco que Franco quiso derruir.
Otro sitio al que debería uno acercarse (y mejor si es cámara en mano, o con el caballete y la caja de óleos) es hasta el Paisaje Pintoresco de la cala de s’Alguer, una preciosa composición de casitas de pescadores construidas a la vera del mar, encaladas y pintadas de alegres colores. Se llega caminando desde la playa por un senderillo mágico que te llevará cogido de la mano entre la tierra y el cielo, mientras te saluden al pasar el aroma de los pinos, el arte de las olas y la brisa del mar. Te prometo que no hay lienzo más mediterráneo que el de ver las barracas de la cala de s’Alguer dispuestas a ras de mar. Es una composición luminosa y colorista como ninguna.
Este rinconcito donde pasan sus vacaciones de verano algunas afortunadas familias estuvo a punto de ser destruido por orden del Caudillo. No sirvieron de nada las 8.000 firmas ni el millar de personas que se concentraron en contra de la decisión del Ministerio de Obras Públicas: las barracas de s’Alguer estaban sentenciadas. Pero el día elegido por las excavadoras, el 20 de noviembre de 1975, fue precisamente el mismo día en que falleció el General Franco, y todo el país se quedó expectante, parado… Como las excavadoras, que suspendieron el derribo. Y así se quedó.
FICHA PRÁCTICA:
Cala Castell Palamos cómo llegar: Para llegar a cala Castell desde Palamós ve por la C-31 hacia Girona hasta tomar la primera salida (la 328) hacia la playa. Toma la segunda salida en la rotonda y llegarás sin dificultad siguiendo los carteles indicadores hasta el parking. Hay que caminar 250 m hasta la playa.
Parking cala Castell: Dónde aparcar en cala Castell es muy sencillo, pues no hay más sitio que las 500 plazas del parking, de pago (5€ día) hasta el 15 de septiembre. Para otoño del 2018 está previsto cambiar su ubicación y alejarlo unos 350 m de la playa (ahora se encuentra a unos 200 m).
Comer en Cala Castell: En la playa solo hay un par de chiringuitos donde tomarse algo.
Servicios en cala Castell: Alquiler de hamcas y sombrillas, baños químicos, socorristas, duchas, acceso a discapacitados y alquiler de kayaks.
Excursiones en kayak en cala Castell: En la misma playa puedes alquilar los kayaks o contratar una excursión guiada con una empresa especializada. Este tramo de costa es uno de los más recomendables para hacer en kayak de mar, te lo digo yo que me la he recorrido en varias ocasiones. Puedes alquilar con total confianza en Kayaking Costa Brava. Tel.: 972 773 806. Tel.: 638 952 529.
Una cosa, en Cala Castell no hay duchas.
Duchas?????
Como van a haber duchas , es una playa virgen , de las pocas que quedan . Hay un chiringuito, y no debería de estar , pero….